Los Socialistas hemos planteado al resto de fuerzas políticas democráticas presentes en el Consistorio de esta localidad guipuzcoana la posibilidad de desbancar, por ética y por dignidad democrática, a la alcaldesa de ANV, que gobierna en minoría y que fue incapaz de condenar el asesinato, vil y cobarde, de nuestro compañero Isaías Carrasco a manos de ETA.

El PNV, en una decisión que consideramos gravísima, anunció el martes que no iba a apoyar esa moción de censura que, como saben, sin el concurso de sus cuatro concejales, no puede salir adelante.

Y lo hizo en base a unos argumentos que son del todo insostenibles: Egibar dijo que la moción de censura “no conducía a escenarios progresivos de normalización” y “que hace falta trabajar en pedagogía social y política en Euskal Herria para que se produzca una disección entre los votantes de ANV”.

Ya vale de juntar palabras vacías de contenido.

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Pero ayer por la tarde, el PNV, por boca de su presidente Iñigo Urkullu, hizo público un comunicado en el que parece que ha dado un primer paso hacia la rectificación de una decisión que era profundamente equivocada. Pero la rectificación real sólo se confirmará el día que se formalice la moción de censura en Arrasate-Mondragón y la indigna alcaldesa de ese municipio abandone sus actuales responsabilidades.

Para los Socialistas Vascos, y creo que para la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de este país, ese día el Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón recuperará la dignidad democrática y devolverá la dignidad que los ciudadanos y ciudadanas de ese municipio demostraron en las últimas elecciones generales, votando contra los que desde el apoyo a la violencia pedían la abstención.

Por tanto, si, de verdad hay rectificación, y quiero decirles que confiamos en ello, esperamos que la moción de censura en ese municipio se formalice lo antes posible, ya que, para los Socialistas, todos los pasos previos que exige, está claro, que ANV no los cumple, como ayer mismo se encargaron de recordarnos.

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Apoyaremos cualquier actuación encaminada a desalojar de sus responsabilidades públicas a quienes no respetan los derechos humanos más básicos y, en primer lugar, el derecho a la vida de todas las personas.

Para los Socialistas Vascos, la actitud inicial del PNV en este asunto era incomprensible en un partido de su trayectoria democrática y de su historia centenaria de lucha contra el fascismo y de defensa de las libertades.

Y nos alegraremos cuando esta rectificación se concrete el día que la alcaldesa de Mondragón abandone su puesto.

Creemos que la amenaza de ETA y su delirio de muerte y destrucción exige de todos nosotros altura de miras y coraje cívico para hacer frente a los terroristas y combatirles con todos los instrumentos del Estado de derecho.

Nuestra fortaleza es su debilidad. Y si los demócratas estamos fuertes y unidos, ETA sabrá que ha perdido. Sabrá que aunque haya decidido volver al asesinato y a las bombas -como la de Semana Santa contra la Guardia Civil en Calahorra o la del pasado fin de semana en Azpeitia-, este camino no le llevará a ninguna parte.

Porque, aunque aún pueda hacernos daño, la banda terrorista sólo tiene un fin: su desaparición.

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Y si la portavoz del Gobierno vasco, que el martes hizo unas declaraciones lamentables que se descalifican por sí mismas, es incapaz de comprender esto; si es incapaz de comprender que en democracia no hay sitio para quienes se han convertido en marionetas de una banda terrorista, lo que tendría que hacer es irse a su casa.

Los Socialistas Vascos hemos demostrado con creces nuestra disposición a entendernos con el PNV, un partido con responsabilidades de Gobierno en muchas instituciones vascas.

Venimos de una etapa de colaboración con el Partido Nacionalista en muchas materias: la primera y fundamental, la lucha contra el terrorismo, pero también en otras que tienen que ver con nuestra firme voluntad de hacer política pensando en dar respuesta a las preocupaciones reales de la gente.

Y el PNV tiene que decidir si quiere hacer un país entre todos y para todos; o si, por el contrario, quiere avanzar por el camino del frentismo y la acumulación de fuerzas nacionalistas.

Y ésta es una decisión que tienen que tomar ellos solos. Los demás no podemos tomarla por ellos.