El Lehendakari, Patxi López, coloca la Cruz del Árbol de Gernika al ex-lehendakari José Antonio Ardanza

Euskadi vive un nuevo tiempo de libertad. Hemos puesto fin al terrorismo y ahora que iniciamos este nuevo camino sin amenazas, nuestra obligación es forjar la convivencia, la nueva concordia ciudadana.

Y lo primero que hay que tener en cuenta es que en Euskadi somos diversos. Los tiempos en los que Mazzini decía “ya tenemos Italia, hagamos ahora a los italianos” ha pasado para siempre. A los vascos y a las vascas no hay que construirlos. Ya existimos. Euskadi ya existe. Somos la suma de cada una de las vidas que aquí sueñan un futuro.

Pero eso sólo no basta. Euskadi existe porque los ciudadanos y ciudadanas queremos seguir viviendo juntos. Queremos compartir el futuro. Y queremos sumar nuestras ideas plurales y nuestras identidades diversas (sin divisiones, ni clasificaciones, ni enfrentamientos) para hacer un país entre todos.

Esto es algo que necesita del compromiso y de la corresponsabilidad de todos. Pero a los que nos dedicamos al noble oficio de la política nos corresponde, en primera instancia, buscar la forma para que todos nos sintamos razonablemente cómodos.

Y para ello es necesario renunciar a querer imponer que los demás asuman mi identidad. Es necesario reconocer que la diversidad requiere del respeto al diferente. Que las diferentes formas de entender nuestra diversidad, nuestra vasquidad, deben convivir de forma simultanea.

La tolerancia, como valor cívico, es imprescindible, porque nos ayuda a asumir que el otro tiene otra forma de entender su identidad.

Y para esto nos sirve el autogobierno.

  • El autogobierno como modelo radicalmente democrático y moderno que defiende el derecho a la libre identidad.
  • El autogobierno como un modelo que no pretende ser constructor de identidades, sino garantizar la libertad y la igualdad de oportunidades.
  • El autogobierno como marco de convivencia, que garantiza nuestra diversidad.
  • El autogobierno como el instrumento que pone en nuestras manos las herramientas con las que hacer reales la igualdad y la solidaridad, a través de las políticas públicas.
  • El autogobierno como el pacto entre diferentes que quieren hacer un país juntos.

No hay otro camino que se asiente sobre las mismas bases. No hay un camino más ancho, capaz de darnos la posibilidad de recorrerlo a todos juntos.

No hay meta. Hay camino. Un camino que viene de lejos.

Alguna otra vez he definido a los miembros del primer Gobierno Vasco como los padres fundadores de Euskadi. El primer Estatuto del 36 y sus padres fundadores pusieron en marcha la aventura del autogobierno vasco.

Nosotros somos sus herederos y los depositarios del préstamo de las generaciones futuras.

Aprendamos de aquel primer ejemplo de cómo caminar juntos y seamos capaces de enseñar que podemos seguir haciéndolo.

Hoy celebramos un acuerdo ciudadano que en Euskadi se selló hace 33 años. No conmemoramos viejas guerras, ni el triunfo de una victoria gloriosa. Celebramos una fiesta cívica y civil para recordar el hecho que constituyó a Euskadi como comunidad política y para reconocer que es posible la convivencia entre personas libres y diferentes.

Nosotros queremos caminar hacia el mañana conscientes del pasado, sabiendo que lo que hoy somos es gracias a los que fueron antes.

Y cogemos el testigo de nuestros padres para llevar la libertad un poco más lejos de donde la encontramos.

            Lehenaren muinak aldatu beza

            baratz zaharra, baratz berri.

            La esencia del pasado convierta

            el viejo huerto en huerto nuevo.

En Euskadi no tenemos muchos símbolos compartidos.

El Estatuto y el autogobierno son lo que más compartimos todos porque expresan la voluntad de seguir viviendo juntos.

Es mi deseo y por ello trabajaré en esta nueva etapa.