Mitin Kursaal

En estas elecciones nos enfrentamos dos mundos. Dos formas de entender la dignidad humana. Dos modelos sociales radicalmente diferentes:

  • El modelo de la solidaridad, en el que repartimos esfuerzos y beneficios. Un modelo controlado por la ciudadanía para garantizar una vida digna a todos.
  • Y el modelo, que es el que nos impone la derecha, en el que los pocos que progresan lo hacen caminando sobre la miseria de todos los demás.

Está en juego el Estado del Bienestar. Ése que ha permitido que los más humildes hayan tenido la oportunidad de prosperar, de tener garantizada una vida digna, el acceso a la salud, a la educación, a las pensiones y a las prestaciones sociales.

Estamos caminando hacia la pobreza colectiva. Estamos volviendo al siglo XIX cuando a los obreros, trabajando todo el día, no les llegaba para comer. Estamos viendo cómo mucha gente, obligada por la necesidad, se ve obligada a aceptar minijobs, por salarios de miseria. Se está creando una categoría que creíamos que nuca iba a volver: la de pobres con trabajo.

Hace poco tuvimos que oír a la presidenta del Círculo de Empresarios decir que le parecía mucho pagar a un joven el Salario Mínimo Interprofesional. Le parece mucho pagar 645 euros al mes por trabajar 8 horas al día. No les basta con bajar los sueldos. Quieren esclavos para sus empresas.

Hoy lo que se lleva es decir que la cosa va bien. Lo hacen Rajoy y su gente y a los demás nos llama cenizos. Pero es que a ellos sí les va bien.

En España hoy hay 40.000 millonarios más que cuando empezó la crisis. Pero hay muchísimos más, millones de españoles que están peor. 1 de cada 5 (según el último informe de Cáritas) viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

Hoy lo que se lleva es decir que hace falta más austeridad. Lo repitió el otro día la Comisión Europea, al señalar que España tenía que hacer “esfuerzos adicionales”.

Pero siempre es más austeridad para los demás. Quieren que los demás cobren menos para cobrar ellos más.

Hoy lo que se lleva es decir que hay que bajar los impuestos. Y lo dicen los que nunca han pagado lo que debieran. Los Bárcenas y sus amigos que siempre han huido de Hacienda. Los que esconden su dinero (nuestro dinero) en paraísos fiscales. Los que siempre han buscado vericuetos legales para pagar menos de lo que les toca.

Dicen que hay que bajar los impuestos porque todavía quieren pagar menos. Bajar los impuestos, como quiere el PP, es otro negocio más para los que más tienen.

Por eso yo ya estoy harto de oír, cuando planteamos que hay que invertir en políticas de crecimiento y de creación de empleo, cuando decimos que hay que sostener los Servicios Públicos, que no hay dinero. Harto de que nos digan que tenemos un enorme problema con el gasto y que hay que recortar y recortar. Es mentira.

Hay dinero, lo que pasa es que está en unas pocas manos y mal repartido. Nuestro problema no es de gasto, sino de ingresos. Hay que redistribuir la riqueza que generamos entre todos.

Y, en el fondo, de todo esto trata esta campaña. De confrontar estos dos mundos y explicar a la ciudadanía lo mucho que se juega con cada uno de ellos.