Hoy cerramos una de las más importantes campañas de los últimos años. Porque en esta campaña no nos enfrentamos sólo dos partidos. Nos enfrentamos dos mundos, dos formas de entender la dignidad humana, dos formas de entender la libertad de las personas.

La derecha no cree en la igualdad de todas las personas, y no ha habido que rascar mucho para que salieran a la luz sus creencias más oscuras. La de quienes creen que las mujeres son inferiores y deben estar sometidas al hombre. Y la de quienes consideran a los inmigrantes mierda que hay que tratar a hostias.

Detrás de sus trajes y corbatas  se esconde un alma de cavernícola que sale cuando se descuidan. Ésa es su verdadera cara. A eso es también a lo que nos enfrentamos el domingo.

Y el voto Socialista es la alternativa a todos esos discursos retrógrados. La alternativa a quienes siguen creyendo que están por encima de los otros.

La derecha y los nacionalistas quieren una Europa llena de fronteras. Fronteras entre países. Nuevas fronteras hasta convertir Europa en aldeas encerradas en sí mismas. Fronteras entre hombres y mujeres. Fronteras entre los ricos y los pobres. Fronteras entre el Norte y el Sur.

Los Socialistas no queremos una Europa rota y dividida. Queremos una Europa fuerte y unida con iguales derechos para todos, sean del color que sean, sean hombres o mujeres, sean del Norte o del Sur.

 El voto Socialista es un voto para romper la desigualdad. Un voto transformador.

El voto Socialista transformó España en los 80 y nos metió en Europa.

El voto Socialista transformó Euskadi hace cinco años. Y permitió acabar con ETA y conquistar por fin la libertad.

El voto Socialista debe servir ahora para transformar Europa. Y defender los derechos que la derecha nos quiere arrebatar.

 Y dice Rajoy que la culpa de todo tiene la herencia socialista.

Pero yo le digo que los socialdemócratas europeos estamos muy orgullosos de lo que hemos construido, porque nuestra herencia es el Estado de Bienestar.

La herencia de Rajoy, en sólo dos años y medio, en cambio, son 2 millones de parados más, 300.000 millones más de deuda. Su herencia es convertir a España el país de mayores desigualdades de Europa.

Nuestra herencia es la solidaridad y el progreso. La herencia de Rajoy es la desigualdad y la pobreza colectiva.

Por eso, nadie puede quedarse en casa en estas elecciones. Porque nos jugamos el futuro de Europa.

Y el voto Socialista del domingo es para cambiar Europa, pero es también para parar a Rajoy: para parar la Ley de Aborto, los recortes de los servicios públicos, la Reforma Laboral que está dejando a millones de trabajadores sin convenio laboral.

Es la hora de la política. La hora para que la ciudadanía tome el control de la política y ésta gobierne a la economía, defendiendo los intereses generales y no sólo los intereses de las entidades financieras.

Los ricos tienen lobbys, tienen dinero para presionar a los gobiernos. Tienen un poder que nosotros no tenemos.

Pero la ciudadanía tiene el poder del voto. El poder del cambio está en sus manos. Está en nuestras manos.

El voto es el único poder de las personas que no tiene poder.

Y el domingo hay que ir a votar. A ejercer el poder ciudadano para parar a la derecha.

El domingo votamos todos. Los que van a votar y los que se quedan en casa. Porque el que no va a votar el domingo también vota. Vota que las cosas sigan igual. Vota que la derecha europea siga marginando al Sur. Vota que los ricos sean cada vez más ricos, mientras el resto está perdiendo casi todo.

Vota que Rajoy siga con sus recortes. Que los bancos sigan con sus beneficios. Vota que los trabajadores estén a la intemperie sin derechos. Vota que las empresas y familias no reciban créditos para salir a delante. Vota para que los estudiantes pobres se queden sin becas.

Por eso, el que se queda en casa también vota.