Estoy harto de oír a la derecha neoliberal que cuanto menos Estado, más libertad para los ciudadanos. No es cierto.

Yo apuesto por un Estado capaz de cumplir su doble función de redistribución de renta y participación y colaboración en la economía productiva.

Un Estado que recupere el poder de la política, una Administración capaz de cumplir la promesa de igualdad de oportunidades para sus ciudadanos y ciudadanas.

Un Estado que ofrezca a su ciudadanía una seguridad vital que sea garantía de certidumbre y dignidad a los largo de su vida.

Y un Estado que utilice la fiscalidad como la gran herramienta de equidad que es.

Vamos a dejar algo claro: bajar impuestos no es de izquierdas, es recortar recursos a las instituciones públicas, es renunciar a la redistribución de la renta colectiva.

Claro que no propongo subir impuestos a los trabajadores y a las clases medias sobre quienes hemos cargado la mayoría de los sacrificios de esta crisis (porque eso tampoco es de izquierdas). Pero sí perseguir a quienes defraudan, hacen trampas, llevan sus fortunas a paraísos fiscales, hacen contratos fiscales a la carta o juegan a la elusión para no aportar lo que les corresponde al bienestar colectivo.

Miremos los fríos datos. Para poder mantener una sociedad igualitaria y garantizar el crecimiento interno, los ingresos del conjunto de las administraciones deben rondar el 50% del PIB.

  • La Eurozona: 46,5%
  • Alemania: 44,7%
  • La UE de los 28: 44,9%
  • Francia: 53,5%
  • Los países nórdicos superan todos el 50%, obviamente.
  • En España: 38,6% (más de 6 puntos por debajo del conjunto de la UE).

Seguir así es renunciar a los recursos públicos y a la estabilidad presupuestaria que es la que garantiza el futuro de los servicios públicos.

Por eso el PSOE no puede, de ninguna manera, avalar unos Presupuestos que sigan recortando el Estado del Bienestar con sus servicios y prestaciones. No puede permitir unos Presupuestos que no sirvan para empezar a recuperar los derechos perdidos y a combatir, de manera decidida, contra la pobreza y la desigualdad. Unos Presupuestos que vuelvan a hacer recaer el peso de los compromisos europeos en la columna del gasto y no en la de los ingresos.

Yo quiero contar la verdad, aunque sea una verdad que no guste oír: tenemos que equipararnos en ingresos públicos a nuestro entorno, a través de una fiscalidad diferente, más justa y más solvente, o vamos a vivir permanentemente con una deuda insoportable, con el Estado del Bienestar destrozado, con una economía que no puede tener crecimiento interno y con millones de ciudadanos en la cuneta del bienestar.

Y esto es absolutamente sangrante. La decencia de un país no se mide por su PIB, se mide por cómo trata a los más vulnerables, a los más desfavorecidos.

Yo no quiero esquilmar a nadie ni acabar con los ricos de este país, lo que quiero es que la economía se entienda cómo un esfuerzo colectivo en el participamos todos y que el reparto de la riqueza se haga de manera más justa.

Y no soy un izquierdista peligroso, pero sí soy de izquierdas y quiero un socialismo del siglo XXI que no se resigne ante la derecha, que haga frente, sin complejos, al modelo neoliberal que nos está imponiendo todos sus dogmas de fe.

Y quiero un socialismo que diga a la ciudadanía a dónde quiere ir. Que tengamos claro el camino, aunque sepamos que costará ir avanzando.

De esto, y de otras muchas cosas, he hablado en la conferencia-desayuno de esta mañana. Descargar la intervención de Patxi López ante el Fórum Europa Nueva Economía