Ganarse el futuro

Valencia acoge hoy una interesante jornada sobre Crecimiento, Empleo y Competitividad en la Política Europea organizada por el PSOE. No he podido desplazarme hasta allí, por eso quiero, aunque sea por medio de este blog, participar en un debate fundamental sobre la que es, como se demuestra encuesta tras encuesta, la mayor preocupación de la ciudadanía hoy.

Los datos son escalofriantes: más de 5 millones de parados en España hoy; bajan el PIB, la producción; la reducción de nuevos pedidos es la más lenta desde junio de 2011, aumentan los EREs…

Se que no existen varitas mágicas y que muchas de las decisiones nos vienen impuestas desde fuera. Y es, en primer lugar, en Europa, como discutimos en la conferencia de hace 15 días, donde los socialistas europeos debemos plantear un lucha decidida para terminar las políticas suicidas actuales.

Pero también en España hay margen para adoptar medidas y hay que reconocer que hasta ahora no han sido las más acertadas. Hoy sabemos que la reforma laboral que con tanto fervor defiende el PP, no ha servido más que para precarizar las condiciones laborales, abaratar despidos y reducir salarios. Como dijo Rubalcaba en el último Debate del Estado de la Nación: todo lo importante está peor que hace un año.

Tenemos que afrontar de cara esta realidad.

Pero no se trata de adoptar tres o cuatro medidas coyunturales para paliar las consecuencias más dramáticas crisis. Tenemos que transformar de arriba abajo este modelo neoliberal que, poco a poco, nos han ido inoculando, a la vez que se desmontaban muchas de las conquistas del Estado del Bienestar. Porque, y esto hay que decirlo claro, no es un debate económico el que tenemos por delante; es un debate ideas y será con ideas con el que podremos vencer.

En mi opinión, son cinco los males que tenemos que combatir para hacer frente a esta brutal crisis:

  • La diferencia, cada vez mayor, entre el sueldo de un alto directivo y de un trabajador.
  • La desregularización de la entidades financieras, germen de la bulimia especulativa que está llevando a la quiebra a países enteros.
  • La desregularización del mercado laboral, como plantea la actual reforma laboral, que nos acerca a China, pero no en innovación tecnológica, sino en condiciones laborales.
  • La bajada continuada de la presión fiscal, que impide a los Estados contar con recursos suficientes para sostener sus servicios, a la vez que agranda las diferencias sociales.
  • La globalización de las economías, que permite a los capitales viajar sin control, mientras se levantan fronteras a los derechos de los ciudadanos.

Pero, sobre todo, debemos recuperar el control público de la economía. La economía no es una guerra entre los capitalistas y los obreros explotados. Es un bien público que afecta a todos y, por eso, precisamente, nos hace falta más que nunca, garantizar que los grandes asuntos de la economía se decidan desde la representación colectiva, que es la política.

Creo en el libre mercado, sí; pero no en un mercado que esté secuestrado por los especuladores que sólo piensan en el beneficio propio y no en el progreso y el bienestar del conjunto de la ciudadanía.

Creo en el valor de la iniciativa y el esfuerzo personal, sí; pero no en un modelo económico en el que el éxito de unos pocos consista en caminar sobre la miseria de una mayoría.

Creo en una economía del crecimiento y progreso colectivo y no en una economía de depredadores que saquean los recursos de países enteros.

Creo que en estos tiempos de crisis debemos controlar el gasto público, sí; pero no en aplicar esta modelo de austeridad expansiva, basado, exclusivamente en recorte de servicios y prestaciones como único programa económico.

Es hora de que la política recupere el control de la economía. Es hora de hacer un relato de la economía desde los objetivos colectivos para que ésta asuma la función social que nunca debió perder.

Unir el esfuerzo colectivo, las empresas, la fiscalidad y las políticas públicas en un todo coherente que de una visión global de la economía.

La sociedad no puede estar al servicio de la economía, como ocurre ahora. Debe ser una tarea colectiva para crear riqueza y bienestar, porque el sistema económico define un modelo social y lo que el modelo neoliberal que impera hoy en Europa define es una sociedad insolidaria y de grandes desigualdades.

El Estado de Bienestar que defendemos los socialistas no se construye sólo con servicios públicos y pensiones, requiere para su sostenimiento de un modelo económico más igualitario, que tenga mecanismos de distribución automáticos de la riqueza y que posibilite la inversión colectiva en apuestas estratégicas para garantizar el crecimiento.

Estoy hablando de impulsar políticas económicas públicas, que coordinen a entidades financieras, empresas, trabajadores… para garantizar el desarrollo justo y el progreso de todos y todas.

Estoy convencido de que esta Conferencia Política aportará importantes herramientas desde las que empezar a construir un modelo social más justo y solidario. Vaya desde aquí una humilde aportación con el único objetivo de enriquecer el diálogo.