Fiscalidad

El Parlamento Vasco ha sido hoy la sede de un debate fundamental. Un debate durante muchos años vetado y que por fin ha vuelto a su lugar de origen.

Tres años llevo planteando la necesidad de una reforma fiscal en Euskadi. Y en este tiempo he tenido que escuchar muchas críticas por ello. Hoy ya no hay nadie discute que para gobernar en Euskadi hay que abordar una reforma fiscal y, aunque sea a rastras, todos entran a hablar de ello.

No voy a detallar aquí las propuestas concretas que hemos planteado. Quienes quieran, tienen aquí mi intervención completa. Me limitaré a subrayar la relevancia de lo discutido. Porque no hay sociedad justa sin una fiscalidad justa. Y la fiscalidad que tenemos hoy en Euskadi no lo es.

A la derecha le gusta mucho plantear la fiscalidad como una especie de expolio insaciable de los recursos personales de la gente. Es la excusa que utilizan siempre para intentar reducir a la mínima expresión los impuestos. Y lo adornan diciendo que los ciudadanos saben utilizar su dinero mejor que la Administración y que lo hacen de forma más eficaz.

Para los Socialistas la fiscalidad es una herramienta de solidaridad. Es el instrumento con el que llevamos a la práctica el ser miembros de una sociedad en la que gestionamos de forma conjunta el progreso y las inseguridades. Una sociedad en la que se reparten las cargas según las posibilidades de cada uno; y se redistribuyen los recursos, según las necesidades de cada uno.

La fiscalidad es una de las bases fundamentales sobre las que construir país y sociedad. Es el espejo de la moralidad social, el reflejo de la ética ciudadana.

Y cumple tres objetivos:

  • Dotar de recursos para el mantenimiento de los servicios y prestaciones públicas. Es decir, para garantizar la igualdad y la solidaridad: los Socialistas no queremos tener servicios públicos para hacer una Administración enorme y derrochar el dinero de la ciudadanía. No. Queremos servicios públicos porque son la garantía de la igualdad de oportunidades ante la vida y ante la enfermedad. Y para tenerlos, para sostenerlos, hacen falta recursos suficientes
  • Redistribuir la riqueza entre la población. Es decir, actuar con justicia social: los  Socialistas creemos en la iniciativa de las personas, pero defendemos que, en una sociedad mínimamente digna y cohesionada, a la desigualdad hay que ponerle límites materiales. En las últimas décadas, la función de redistribución automática se ha ido reduciendo en la medida en que los impuestos indirectos han ido creciendo en importancia. Y ésta es una tendencia que debemos corregir para no perder, de manera definitiva, el elemento de justicia social que encierra la fiscalidad.
  • E impulsar la modernización y el crecimiento de la economía. Es decir, buscar el progreso colectivo: Se oyen voces que dicen que el Impuesto de Sociedades impide crecer a la economía, que resta competitividad a las empresas y que si se suprime se creará más empleo. Pero no es verdad. Porque el Impuesto de Sociedades es un impuesto sobre el beneficio empresarial y, por lo tanto, no aumenta en nada los costes de producción. Sólo se paga si hay beneficios.

Y por eso he planteado una reforma fiscal, sobre cuyo alcance hemos discutido ampliamente hoy.

Ha sido un Pleno complejo. Pero salgo especialmente satisfecho de una cosa. En demasiadas ocasiones se nos ha dicho que en el Parlamento Vasco no se puede hablar de fiscalidad. Que de impuestos y de fraude fiscal sólo puede tratarse en los órganos de los Territorios. Lo han repetido tantas veces y durante tanto tiempo, que mucha gente cree que es así.

Han estado cometiendo un fraude a la ciudadanía vasca, arrebatando al Parlamento decisiones que le correspondían legítimamente y adoptando otras de forma oscura y nada transparente.

Lo he dicho mil veces: el Parlamento tiene las suficientes competencias para determinar la normativa básica y las directrices comunes de la fiscalidad para los tres Territorios. Así lo establecen las normas básicas de nuestro autogobierno.

Hoy por fin ha quedado claro que es el Parlamento, que representa al conjunto de Euskadi, el lugar donde debe discutirse un asunto que nos afecta a todos los vascos y vascas. Ya nadie nos puede arrebatar este espacio de nuevo.

Este Pleno Monográfico debe ser la primera piedra para avanzar hacia una fiscalidad vasca común y coordinada. Y para ello, he anunciado que presentaremos una Proposición de Ley para armonizar de forma efectiva la fiscalidad vasca y definir los criterios básicos que se deberán aplicar en los Territorios.

Tres años hemos tardado en que todos coincidan en la defensa de la reforma fiscal. Esperemos que tarden menos en la necesidad de su armonización.