Patxi_Lopez_06

Se ha escrito ya mucho sobre los resultados del domingo. No creo necesario incidir en el mensaje: fueron unos malos los resultados para los Socialistas, en España y en Euskadi. Y no podemos culpar de ello ni al PP, ni a la ciudadanía.

Nosotros somos los únicos responsables de no haber sabido conectar con la gente y convertirnos en la referencia política de las personas progresistas de España y de Euskadi.

No hay más culpables.

Y por lo tanto creo que el Partido Socialista está obligado a adoptar decisiones que nos ayuden a cambiar esta deriva preocupante que nos ha hecho ir perdiendo apoyos de manera continuada en los últimos años.

Creo que tenemos que poner en marcha un Partido que sea capaz de cambiar y adaptarse al ritmo de las exigencias de los progresistas de este país: hay que mantener nuestra base ideológica de izquierdas, pero hay que traducirla al nuevo lenguaje, adaptarla a la nueva realidad, conectar con la nueva sociedad del siglo XXI.

No basta con cambiar la foto de nuestro cartel electoral (que es fundamental y lo vamos a hacer, sí o sí), sino que tenemos que ir más allá y repensar nuestro Partido, nuestra organización interna y nuestros liderazgos.

Necesitamos un Partido sólido, fuerte y unido en torno a una estrategia y a un proyecto claro y alternativo a lo que nos está imponiendo la derecha. Las casas no se empiezan por los tejados. Se necesitan cimientos y bases sólidas y las nuestras son el propio Partido.

Yo también quiero Primarias abiertas y se harán con toda seguridad. Pero hay que hacer las cosas bien y creo sinceramente que antes necesitamos fortalecer el Partido.

Es una cuestión de ordenar bien los tiempos y las prioridades: Sin un partido fuerte no hay candidato que valga.

A nuestros candidatos (cuando hemos tenido grandes resultados) les han votado por ser socialistas, por ser herederos y abanderados de una gran tradición política de izquierdas. Por saber hacer llegar al electorado la propuesta política del Partido. Por encarnar la alternativa del conjunto de los Socialistas.

Y de ahí que comparta, totalmente, la decisión anunciada ayer por Alfredo Pérez Rubalcaba, de convocar un Congreso extraordinario en julio.

Estábamos obligados a hacer esto en España, pero estamos también obligados en Euskadi.

Cuando en febrero del año pasado celebramos nuestro Congreso, lo hicimos con una voluntad de regeneración y apertura que, es evidente, no ha tenido resultados positivos.

Y por lo tanto, tenemos que hacer una reflexión seria de por qué, en una situación de crisis como la actual, seguimos perdiendo apoyos entre el electorado progresista.

Entendemos la bajada de votos en Euskadi como una clara llamada de atención por parte de las bases de izquierdas de este país.

Y debemos responder a este mensaje.

Y no es suficiente decir que lo hemos oído, porque eso ya lo dijimos antes.

Los Socialistas seguimos creyendo en la necesidad de un Partido bien organizado. Una organización que sea dinamizadora de las diferentes propuestas de progreso. Una red que se extienda y conecte con las necesidades, las inquietudes y las exigencias de la ciudadanía.

Yo no creo en las democracias de televisión. Creo en la colaboración activa de las personas, en los debates abiertos, y en las propuestas políticas organizadas y viables. Los gritos, son sólo gritos.

El objetivo de la izquierda democrática no es exacerbar a unos colectivos que se han quedado sin esperanza. Nuestro objetivo es plantear alternativas políticas reales que busquen el esfuerzo compartido, la solidaridad cívica para no abandonar a nadie y lograr el progreso colectivo.

Hoy reconozco que las personas progresistas no nos han dado su confianza en la medida que esperábamos. Pero digo también que el Partido Socialista, la organización socialista es más necesaria que nunca.

Por eso, en la reunión de ayer, y con la intención de provocar la reacción que este Partido necesita, propuse a la Comisión Ejecutiva de Euskadi convocar, lo antes posible, el Comité Nacional del PSE-EE al que le voy a proponer la organización de un Congreso para el próximo mes de septiembre.

Un Congreso que defina nuevas políticas y nuevas formas de hacer política. Nuevas estrategias y nuevas alternativas. Y también nuevas personas.

Los nuevos tiempos exigen nuevas caras.

Accedí a la Secretaría General de este Partido en 2002 y conmigo, buena parte de las personas que hoy componen mi núcleo más cercano.

Nos pusimos al frente del Partido, precisamente para liderar un cambio de ciclo en el Socialismo Vasco, y entendemos que toca ya un nuevo cambio y dejar paso a una nueva dirección.

Fui nombrado Secretario General dos días después de que ETA asesinase a Juan Priede. Hoy los concejales socialistas pueden pasear por su pueblo sin escolta. Sólo por eso, merece la pena haber liderado este Partido.

Hemos hecho grandes cosas. Convertimos al PSE-EE en la primera fuerza en los tres Territorios de Euskadi. Lideramos un Gobierno Vasco en solitario, en medio de la peor crisis que ha conocido este país. Hemos sido un partido imprescindible en la derrota del terrorismo de ETA.

Hoy la sociedad vasca es diferente a la de hace doce años y lo es, en parte, gracias al esfuerzo de los hombres y mujeres que me han acompañado durante este tiempo.

Pero entendemos también que en el balance de un dirigente político vale tanto lo que se hace, como el legado que se deja cuando uno se va.

Y es nuestra responsabilidad dejar el Partido Socialista de Euskadi en condiciones de volver a ser pronto la principal referencia progresista de Euskadi.

Por eso, toca que la militancia socialista elija una nueva dirección.

Ahora bien, nos engañaríamos si pensásemos que todas las respuestas que debemos dar residen en cuestiones orgánicas del Partido Socialista.

Sigue siendo necesaria una alternativa. El Partido Socialista tiene que ofrecer un proyecto alternativo. Y tiene que hacerlo creíble.

Y en Euskadi tenemos que ser capaces generar confianza con un proyecto de modernidad alternativo al nacionalismo, que parta del respeto a la pluralidad de la sociedad vasca.

Y lo debe hacer sobre la base de su vocación de gobierno y con un proyecto propio y creíble. Un proyecto de certidumbres frente a todas las incertidumbres que para mucha gente encierra hoy el futuro.

Ése es el reto que tenemos hoy los Socialistas. Y pienso colaborar activamente para conseguirlo.