Nuestro mundo ha cambiado. De ser miembros de un solo Estado, de tener una ciudadanía única en torno a ese Estado, hoy compartimos tres ciudadanías que se complementan: la de la Comunidad Autónoma, la del Estado Compartido y la europea.
Tres ciudadanías diferentes que crean tres comunidades políticas que se complementan.
Por eso se podría decir que el modelo que defendemos los Socialistas es un sistema de modelo multinivel. Tenemos que ir superando viejos conceptos y empezar a ver esta cuestión desde una perspectiva de suma de ciudadanías y no como una guerra de competencias y soberanías exclusivas y excluyentes.
De lo que se trata es de gestionar la pluralidad de ideas y la diversidad de identidades que conviven en nuestro país.
Los nacionalistas pretenden hacernos creer que Euskadi tiene “su identidad” única y uniforme. Y yo creo que hay tantas identidades como personas.
Es verdad que la identidad tiene prácticas colectivas para su auto-reconocimiento, lo mismo que las religiones. Pero debe ser posible la convivencia simultánea de identidades colectivas diferentes.
El problema es que los nacionalismos (tanto los secesionistas, como los centralistas), con su construcción nacional, pretenden poner a trabajar al Estado para uniformar la identidad colectiva. Y en esta situación las personas que no compartimos su comunidad de identidad somos, como dijo un famoso dirigente nacionalista, “como alemanes en Mallorca”.
Frente a esto, nosotros defendemos el derecho a la libertad de identidad. La identidad, al igual que la religión, es una opción personal que el Estado debe garantizar.
La identidad debe estar en el ámbito de las cuestiones no votables por los Parlamentos. Nadie, ni siquiera el Estado, puede definir una identidad oficial y marginar al resto.
Y por eso, esta función de garantizar la libertad de identidad de cada uno debe ser un objetivo primordial del autogobierno.
Pero en este debate, no se trata de decir sólo que no estamos de acuerdo con los nacionalistas, sino de decir cuál es nuestra propuesta.
Los nacionalistas quieren la independencia. Es su gran objetivo político, lo que les da la razón de ser. Nosotros estamos en contra. Pero nuestra respuesta no puede seguir siendo exclusivamente, “la Constitución no lo permite”. Y no puede ser, porque nosotros no somos jueces.
Debemos, por un lado, explicar a la ciudadanía por qué defendemos nuestro modelo de Estado multinivel, y por otro, exigir, a los nacionalistas lo mismo: claridad.
Que digan a la ciudadanía cual su propuesta concreta: ¿Qué es eso de Nuevo Estatus? ¿Qué esconde esa afirmación?
No podemos caer en la trampa de discutir sobre el derecho a decidir, porque el derecho a decidir es algo intrínseco al sistema democrático: decidimos todos los días, cada uno en el ámbito de sus competencias.
Pero sí queremos discutir sobre la secesión, que es lo que quieren decidir ocultándolo en esa frase biensonante. Sí queremos contrastar con los nacionalistas, nuestro modelo de Estado con el suyo, y lo vamos a hacer sin complejos.
Y por eso digo que:
1.- La independencia no resuelve el problema de las identidades, los reproduce.
Los nacionalistas vascos o españoles pretenden formar una comunidad política con una sólo referencia identitaria. Buscan que el Estado y las instituciones garanticen una identidad común y uniforme para todos.
Para los Socialistas, por el contrario, el autogobierno debe ser la garantía del derecho a la libertad de identidad: una institución política necesaria para poder gestionar de forma eficaz nuestras diferencias internas, sin que las propias instituciones de autogobierno determinen la identidad colectiva, sino que sean la garantía de la defensa de la diversidad.
El autogobierno es la superación de la guerra de las identidades, de la misma forma que el Estado aconfesional fue la superación de la guerra de religiones
2.- El Estado nacional independiente reduce la libertad.
El modelo nacionalista margina y combate la disidencia. Define al disidente, no como una persona o una fuerza política discrepante, sino como alguien enemigo de la comunidad. Hace unos días el Diputado General de Gipuzkoa definió al PSE-EE y el PP como enemigos de Euskadi, como los responsables de los sufrimientos de este país. Ése es el concepto de sociedad, de comunidad política que tienen.
Para nosotros, la defensa de la disidencia interna es lo que realmente mejor mide la calidad democrática de una sociedad.
3.- La independencia reduce la igualdad de oportunidades.
Al pretender que todos los miembros de la comunidad sean iguales, que el ideal colectivo es tener una identidad común homogénea, necesariamente, los divergentes pierden la igualdad de oportunidades en ese modelo social.
4.- La independencia es un mal negocio para la prosperidad y seguridad de la ciudadanía.
Esto es algo que molesta mucho a los nacionalistas, pero ésa es la realidad. Euskadi tiene el nivel de vida y de desarrollo que tiene gracias a participar en los espacios comunes con el resto de España y de Europa. No puede, por sí sola, hacer frente a las inseguridades y necesidades de la ciudadanía.
- El de las pensiones es un ejemplo claro: con lo que aportamos no podríamos pagar las pensiones actuales. Más de 900 millones de euros de déficit al año.
- Y la de los mercados económicos y aranceles es otra cuestión que arruinaría nuestra economía. Porque lo que vendiéramos fuera, tributaría fuera y no obtendríamos esos recursos. Porque, por mucho que digan, una Euskadi independiente estaría fuera de Europa.
No tenemos miedo al debate. Lo que no queremos es manipulación, ni populismo barato, ni sembrar entre la gente, aprovechando la incertidumbre de la crisis, actitudes insolidarias.
¿Y por qué no lo explicais, así, de una p…… vez? A ver si tod@s se enteran
Creo que ya va siendo hora de que os dediquéis a explicar claramente los pros y contras de lo que acabas de decir.
Ni Europa ni la Comunidad Autónoma del País Vasco son la fuente de mis derechos de ciudadanía. España lo es. Esos otros dos “objetos políticos” coartan de maneras diferentes esos derechos como consecuencia de la Historia. Ha descrito bien de qué formas lo haría aún más profundamente un País Vasco independiente, pero esta Unión Europea ni es objeto de identidad de casi nadie en la propia Europa ni fuente loable de ciudadanía, como prueban la indefensión de etnias por toda su extensión, una Comisión Europea no democráticamente elegida y su avasallamiento al capital financiero. Sinceramente, esperaría del PSOE más defensa de ese objeto político intermedio que, ya democrático,sí es fuente de identidad y de ciudadanía, y que menos orgullosamente cada año, llevan en el nombre.
No me gusta especialmente la palabra “multinivel”. Me parece mejor basado el concepto de Amin Maalouf de pertenencias múltiples, y ésas o mejor dicho, las personas con las mismas, son mejor protegidas por países diversos y grandes que por engendros etnocéntricos. En tamaño Europa sería el camino y el fin, pero me temo que nadie quiere de veras llegar a eso. Así pues, defiendan ustedes una España plural, sí, pero no de núcleos etnocentristas, porque dichas regiones también son plurales.
Aparte de derechos de ciudadanía y sentimientos de pertenencia, en Estados Unidos supieron ver que hay, al menos, otro eje definitorio de la nación: un objetivo común, ¿Qué tal la extensión de esos derechos de ciudadanía y la inclusión de más sentimientos de pertenencia cultural?Hay en España muchos migrados que a duras penas sobreviven, no hablemos ya de ser plenamente ciudadanos o poder tener su propia identidad cultural.
No se me ocurre otro partido que el suyo para defender eso, ni tampoco otro mayor que con más fuerza esté traicionando esos ideales de sus siglas.
Patxi, el límite del autogobierno en la democracia “directa” o autodeterminación individual, es un requisito fundamental para salvar los escollos de carácter político o procedimiento colectivo que nos afecta, en que pueblos o sociedades comunes, países o nacionalidades dentro de un estado “por voluntad popular, y acondicionamientos…” Haga valer ese derecho a quienes lo demanden. Luego ese derecho, viene de los sentimientos y reposos culturales y convivenciales que creo son muchos en común y merece por sus logros defender. Y el socialismo en general como bien planteas, no entiende o no prioriza las acotaciones o nacionalismos que incidan en fronteras, limitaciones, diferencias y marginación, más allá de la persona, que recoja social o colectivamente sus derechos fundamentales. El nacionalismo no es de su prioridad, que no es contracción de favorecer y poner en valor, la identidad común de una comunidad valga la redundancia, o parte, en su diversidad, de ese convivir general que hay que sentirlo como propio, que debemos trasformar para beneficio de todos “dada la crisis que vivimos”. Un saludo.
¿pero tú no apostabas por el federalismo en las últimas elecciones?
No teneís miedo al debate pero sí a que la población se pueda expresar en un referendum, democratas-de-toda-la-vida
La defensa de la disidencia interna dice, el del partido de los Gal.
En fin, pura incongruencia, como siempre
El independentismo no es una causa de nada, es un efecto.
Tengo ya más de medio siglo a cuestas. Soy catalán y no independentista (aunque cada vez me cuesta más encontrar motivos para no serlo). Nunca como hasta ahora he visto a tantos catalanistas (que no es lo mismo que independentistas) dejar sus posturas moderadas fruto del desafecto con el estado español (que no es lo mismo que desafecto con el resto de la ciudadanía española).
¿Qué pasa? de golpe todos los catalanes se han vuelto locos? son fruto de una pandemia caprichosa? se piensan que no son capaces de entender que esa radical opción lleva consigo un indeciso tiempo de resituación en el contexto económico, político e internacional?
Piensen en el porqué se ha llegado a esta situación. Y ahí encontrarán las causas. Que de haberse evitado no habría ahora que estar escribiendo y escribiendo sobre sus efectos.
Ahora parece que todos nuestros “representantes” políticos quieran moderar su discurso hacia Catalunya. Pero dificilmente, y más en esta época en que nos encontramos, ningún político disfruta de la más mínima credibilidad. Ya no nos creemos nada ni de lo que se dice, ni de lo que se escribe.
Los catalanes también somos conscientes de que nuestro gobierno no es un modelo ejemplar de transparencia ni de buen hacer. No somos tan tontos como a algunos gusta hacer creer. La gran ventaja de conseguir tener un estado independiente a parte de ser los dueños de nuestra propia Hacienda es que la “charcuteria” política se reduce muchísimo y queda más cercana. Nos va a ser mucho más fácil poner en donde corresponde a nuestros corruptos y marcar de cerca a los que todavía no lo son.
El Estado central, secularmente prepotente en su trato con el resto de comunidades, que debiera representar y gestionar por igual, ha estirado demasiado la cuerda. Dificilmente haya vuelta atrás. Y si la hay, esa hérida de nuevo va a tardar generaciones en cicatrizarla y quedará una nueva buena marca.
Y la culpa no es ni de los catalanes, ni del resto de ciudadanos españoles. La culpa de que nos aferremos a tan “mala solución” como única salida posible es de ustedes señores políticos.
Ustedes que profesionalmente son una de las generaciones más mediocres en el ejercicio de sus funciones que haya tenido nunca este país.
Ustedes que no han cejado en mirar en sus propios beneficios y no mirar más allá de sus ombligos.
Ustedes que han perdido el sentido de lo que debiera representar ostentar un cargo público.
Ustedes que como única solución y haciendo caso omiso a lo que se cuece en la calle han hecho del “divide y vencerás” su propio epitafio.
La calle, la ciudadanía de a pie, lleva ya años dándoles lecciones y haciendo el trabajo que debiera recaer sobre ustedes (que para eso cobran lo que cobran). La calle, la tertulia de bar, las familias, los amigos… es la única alternativa que nos queda a una salida racional y tácitamente consensuada al desbarajuste político a que nos han abocado. Salgan a la calle y miren!! Aprendan!!
En lugar de decir que es lo que debemos de hacer y pensar, debieran tener un poco de vergüenza, callar de una vez y escuchar. Escuchar con las orejas y con humildad a los que les pagamos y que estamos hasta el toto de todo lo que hacen o vamos descubriendo que hacen en el “encomiable” ejercicio de su labor.
El sistema político, la ley de partidos, el ámbito del poder legislativo está podrido. Hay que reinventarlo. Es preciso nuevos aires que se correspondan con la realidad. Lo mismo con la independencia entre poderes. Los actores sociales son anacrónicos.
Nuestra Constitución podría haber seguido siendo muy válida si, conservando el espíritu que fue creada, hubiera evolucionado en consecuencia a los nuevos tiempos en que vivimos. La sociedad actual no es la del periodo constitucional, luego las leyes tampoco debieran de serlo. Ese inamovilismo legal ha terminado degenerando en artrosis .
Ustedes y sus egoistas pajas mentales son los únicos responsables del estado actual en que nos encontramos. Ustedes y los pocos que se benefician de sus actuaciones, sus adlateres y la enquistada oligarquía nacional.
Hay que operar. No hay solución. Veremos si con una decidida y convincente intervención se salva el miembro o… finalmente habrá que amputar como única alternativa.
De ustedes depende el ir al quirofano por su propia voluntad o finalmente tenga que ser la sociedad a la que se deben quienes les obliguen a pasar por la mesa de operaciones.
Patxi:
No sé si lo que dices es cierto o no, ni me importa. Pero sé que no estás en contra de la independencia por todo eso, sino porque no te quieres ver en la situación en que nos encontramos los independentistas, viviendo en un estado en el que no quieres vivir. Tan sencillo como eso.
Intachable, sensato, justo, perfecto texto.
La verdad, escrita blanco sobre negro.
Es verdad todo lo que dices, Patxi. Entonces, ¿por qué es prestigioso el nacionalismo, cuando debería ser lo contrario? ¿Dónde está la pedagogía? Ojalá este perfecto texto no quede como gota en el océano….
Totalmente de acuerdo, Patxi. Sólo un matiz. La Constitución “no lo permite” es decir la verdad, aunque ha continuación hay que decir que no lo impide ya que ateníéndose a la legalidad constitucional todo es posible, incluso su modificación para que lo permita en un futuro, Esa es la realidad, aunque obviamente para ello se requieran mayorías muy cualificadas en las Cortes Generales que es donde reside la soberanía popular. Justo lo que no quieren entender los nacionalistas independentistas y sus aledaños, pues ni con atajos incumpliendo la legalidad, ni con chantajes para modificarla al gusto de cualquier minoría se va a ninguna parte, teniendo presente que tan democrático es optar por una u otra acción.
Muy bonito el texto donde ha quedado claro que está ud en contra del independentismo que no sea español.
Porque como dicen muchos de sus lideres ustedes son españoles y luego no se sabeee
En mi caso como persona que me gusta la política no entiendo un PSOE por su historia
Que no sea repúblicano
Que no sea Laico
Que esté en contra de que los pueblos decidan su futuro
Que haya dejado que los muertos de la dictadura franquista sigan en las cunetas
Pregunta
Tienen ustedes miedo a la derechona o es que simplemente les da igual y son solo un partido de poder?
Un saludo
Hay dos vias para hacer una reforma constitucional.
A traves de una mayoria de dos tercios en el parlamento o a traves de referendum.
Si la soberania del pueblo español dice que si la derecha tiene que acatarlo.
En cuanto a que el nacionalismo lo acepte o no depende de que tipo de reforma sea.
Si vamos al estado natural del hombre, ¿no es mejor ser independiente, no tener dependencias de nadie? Eso los obreros, los empleados, los que trabajan para los otros, los proletarios, los socialistas y comunistas, los que sufren la presión de un amo, de un empresario, de un jefe o patrón, etc., de alguien que nos ayuda, lo saben de primera mano.
Pues de la misma manera, toda dependencia psicológica, actúa como una imposición, una adicción, una presión de algo o de alguien.
¿La libertad no es independencia, ser completo, no dominado por nada ni por nadie? Quien quiere ser independiente, libre, lo será de todas las maneras aunque viva en una dictadura, tiranía cruel. Y los crueles dictadores, también lo serán tanto en sus vidas cotidianas, como en todas las facetas en el ámbito laboral, ejecutivo, de gobernalidad.
El principal obstáculo es el condicionamiento que tenemos que se manifiesta en el ego, el ‘yo’, que se cree lo más importante. Hasta el extremo de obligar a los demás a hacer lo que no quieren. Si uno no quiere ser católico, ¿por qué hay que obligar a bautizar a los recién nacidos, obligar a que en las escuelas se les imparta esa religión supersticiosa, idólatra, inmoral?
Pues en los grandes nacionalismos sucede lo mismo: como son tan poderosos, se hacen tiranos, dictadores, que oprimen, roban –como lo hacen los ricos a los trabajadores que trabajan para ellos-, esclavizan, les prohíben la libertad e independencia.