Badajoz

Hoy he participado en Badajoz en una de las jornadas temáticas que viene organizando el PSOE de cara a la Conferencia Política de otoño y que ha estado centrada en la fiscalidad.

Ha sido un acto interesante. Ciertamente, creo fundamental este esfuerzo por analizar y debatir en profundidad los temas que más preocupan a la ciudadanía hoy y que deben formar parte de nuestro corpus político. Pero echo en falta un relato global que le dé sentido y coherencia a todo.

En los últimos tiempos se nos ha olvidado que los Socialistas, además de propuestas concretas, debemos ofrecer a la ciudadanía un relato sobre la vida y el futuro.

Es hora de hacer propuestas audaces. Y yo propongo renovar el contrato ciudadano por el Estado de Bienestar en Europa y España.

Renovar los principios fundacionales que dieron lugar al mayor progreso de la historia europea, a la época en la que se conquistaron mayores cotas de libertad y de progreso para las clases humildes.

El Estado de Bienestar no es una propuesta técnica, es una propuesta moral. Y es hoy, además, una propuesta práctica porque sabemos que una sociedad más justa e igualitaria es también el camino más eficaz para un progreso colectivo.

Europa está viviendo momentos dramáticos, pero la crisis más profunda, con ser enorme, no es la económica, sino la política. Europa hoy, y especialmente las izquierdas, están sumidas en el desconcierto. Se nos han caído todos los mitos europeos. El sistema democrático mismo está en peligro y con la mera protesta no es suficiente. Tenemos que poder hacer una propuesta global que sea la guía de las políticas concretas.

Quiero recordar que las bases del Estado de Bienestar no surgen como consecuencia de leyes económicas o históricas, tan del gusto de los viejos comunistas. Son opciones morales para una sociedad más justa, especialmente para las clases más humildes.

Y las bases de entonces y ahora son las mismas:

  • Sistema democrático representativo, que hoy está a punto de saltar por los aires en Europa.
  • Una economía controlada por los poderes públicos.
  • Concertación social entre empresarios y trabajadores en las empresas.
  • Igualdad de oportunidades para todos.
  • Y un límite al enriquecimiento personal.

Principios éticos, que se materializaron en propuestas políticas concretas:

  • Políticas económica públicas.
  • Convenios laborales.
  • Servicios públicos universales, junto a pensiones y subsidios.
  • Y una fiscalidad progresiva.

Los Socialistas debiéramos renovar este compromiso, este contrato ciudadano de nuevo, porque las últimas décadas lo hemos dejado de lado y los neoliberales lo han despedazado.

 

PRIMERO: Una reflexión seria sobre los servicios públicos.

a) Debemos definir prioridades. Todo en todos los sitios y a la vez no puede ser. Debemos poner una muralla defensiva irrenunciable en torno a los servicios públicos que garantizan la igualdad de oportunidades y la cohesión social:

            – Educación,

            – Salud

            – y pensiones y subsidios.

Y otros servicios públicos, que en tiempos de bonanza han sido recomendables, pueden quedarse en stand-by hasta que salgamos de este abismo de la crisis.

b) Debemos modernizar los servicios públicos aumentando de forma considerable su productividad y eficiencia. En la situación actual pueden convertirse en insostenibles. Nos hace falta un gran pacto social entre Administración pública y sindicatos para mejorar la productividad.

Y la mejora de la eficiencia la debemos plantear desde la perspectiva de anular las duplicidades entre administraciones. Cada administración se debe dedicar a hacer lo que sabe hacer bien, no a competir de forma populista con otras.

SEGUNDO: Políticas economías públicas.

Durante las últimas décadas la socialdemocracia ha caído en un espejismo: pensar que la economía era autónoma de la política y creer que la labor de la política era gestionar de forma más justa los dividendos que iba dando la economía.

Pero eso es falso. La economía no crece en los árboles. La economía es un bien público y una tarea colectiva.

La gestión pública de la economía, más en concreto la acción concertada entre administraciones públicas y agentes económicos y sindicales es la base misma del Estado de Bienestar. Sin una economía de progreso no hay democracia ni Estado de Bienestar.

TERCERO: Una reforma fiscal profunda. El objetivo de la fiscalidad no es sólo recaudar para tener dinero suficiente para las políticas públicas. Tiene otra característica fundamental que con el tiempo se nos ha olvidado: el poner límite al enriquecimiento personal. Crear mecanismos automáticos de distribución de riqueza.

Es la esencia de la fiscalidad progresiva. Y en esto actualmente tenemos dos problemas gravísimos:

  • La elusión fiscal de las rentas de capital.
  • Y los paraísos fiscales.

Estamos mal y para salir nos hace falta unir todas las fuerzas, aunar todos los recursos del país. Lo he dicho esta mañana y lo repito aquí: los Socialistas no debemos tener miedo a plantear pactos de país.

Sólo los Socialistas somos capaces de plantear y liderar un pacto, un nuevo contrato social por una España de progreso. Y no debiéramos tener miedo a hacerlo, también desde la oposición.

Debemos estar dispuestos a unir todas las manos para sellar un nuevo pacto moral que garantice otros 50 años de Estado de Bienestar y progreso para España y Europa.

No debiéramos tener miedo a la derecha porque en España las izquierdas, las izquierdas sociológicas, somos muchos más, aunque en la actualidad millones de personas progresistas se encuentren desanimadas y desorganizadas.

Debemos ofrecer un proyecto colectivo. Un proyecto realista pero audaz. Una propuesta moral para el siglo XXI.