Hoy he anunciado mi candidatura a la Secretaría General del PSOE.

Me presento con humildad y sin dramatismos.

Me presento con un profundo respeto, porque conozco el valor de nuestros militantes.

Me presento porque estoy convencido de poder crear un equipo fuerte, con personas preparadas, que conozcan el Partido y defiendan los valores socialistas.

Muchos militantes me conocen y yo conozco a muchos de ellos también; y quiero decirles que me siento con fuerzas para intentar reconstruir el Partido, unir de nuevo a todos en el mismo proyecto y proyectarnos con la nitidez que necesitamos en estos momentos.

Y que lo voy a intentar, y lo voy a hacer, contando con la fuerza y la ayuda de todos ellos.

Desde el momento en que presento mi candidatura asumo todo el legado del Partido Socialista, tanto los aciertos como los errores, pero quiero, sobre todo, reivindicar el papel del PSOE como el partido que ha liderado la modernización de España y la construcción del Estado de Bienestar. Ése es el papel transformador que debemos recuperar.

Pero para ello necesitamos hacer una reflexión profunda sobre lo que nos está pasando. La culpa de que hayamos perdido tanto apoyo popular no es de las nuevas fuerzas que nos quieren sustituir, debilitar o destruir. La responsabilidad es nuestra.

No hemos sabido ver lo que estaba pasando en las sociedades europeas. No hemos sido capaces de ver que los neoliberales han ido, poco a poco, socavando la influencia pública en una economía razonable. No hemos sido capaces de ver que los nuevos marginados sociales forman parte de grupos muy diferentes entre sí, y que sólo les unen la falta de futuro, la incertidumbre y el miedo.

España es hoy un país exhausto por las consecuencias sociales de una crisis terrible y por las tensiones permanentes en lo político y en lo territorial. Es también un país resignado y descreído.

Por eso yo quiero proponer a los militantes del partido y a todas las personas progresistas del país un nuevo proyecto construido sobre bases ciertas.

Y la primera es volver al socialismo.

No entiendo las “terceras vías” más que como la excusa de la izquierda para hacer políticas de derechas. Mi proyecto político es la socialdemocracia, sin matices y con claridad.

Tenemos que ser una izquierda exigente. No una izquierda que actúa como analgésico atemperador de las políticas de la derecha.

Tenemos que volver a los principios clásicos del socialismo: defender las libertades personales y el sistema democrático; y luchar contra la desigualdad de las personas.

Y tenemos que tener muy claro, también, a quién defendemos los socialistas. Son los grupos que se están quedando fuera del bienestar colectivo:

  • Los jóvenes que han perdido toda esperanza,
  • Los parados arrojados del mercado laboral.
  • Los trabajadores que, por la reforma laboral del PP, viven en situaciones de pobreza y explotación.
  • Las personas que tienen terror a la pobreza en la vejez.
  • Las mujeres aterrorizadas por la violencia machista.
  • Las clases medias y profesionales que están dejando de serlo.
  • Los colectivos sin horizonte vital.

No es suficiente decir que defendemos a la ciudadanía (eso es no decir nada). Tenemos que decir a qué grupos sociales defendemos y queremos ayudar porque son los que dan sentido a nuestra existencia como Partido.

Y quiero hacerlo con un partido activo.

Un partido con un liderazgo colectivo. Con un equipo en el que todas y todos cuenten, desde el cargo más importante, hasta el militante recién llegado. No todos valemos para todo, pero, desde luego, no podemos y no vamos a prescindir de nadie.

Un Partido en el que entendamos que pensamientos diferentes enriquecen nuestro proyecto; que el que critica no es un disidente. Pero un Partido, también, en el que recuperemos el valor de la lealtad, el compañerismo, la fraternidad.

El 39 Congreso Federal del PSOE tiene que ser el de la unidad interna. Pero unidad no significa uniformidad.

Mi objetivo es liderar la mayoría social progresista de España y abrir el debate a la sociedad civil.

Debemos recuperar la solidaridad y los lazos con todos los progresistas de España. No vamos a poder renovar el proyecto socialista para el siglo XXI encerrados en nosotros mismos. Debemos recuperar la relación y la complicidad con todos los progresistas que no son del Partido y que están tan desconcertados como nosotros.

No necesitamos inventar un espacio político, lo que tenemos que hacer es ocupar el que nos corresponde. Y ocuparlo con un proyecto y un Partido que tienen que ser, también, el referente en la cuestión territorial.

En el Partido Socialista defendemos España como casa común de todos y todas. Defendemos sociedades solidarias, modernas abiertas y con diversidad de identidades. Nuestro modelo federal reconoce a nuestro país tal y como es: plural y diverso. Y entiende esa diversidad como algo que nos enriquece.

Sé que atravesamos momentos difíciles. Sé que hemos cometido errores.

Pero todos hemos aprendido.

Por eso quiero pedir a los militantes socialistas que se rebelen contra la impotencia, contra la afirmación de que todas las políticas son iguales, de que no se puede hacer otra cosa.

Quiero pedirles a todos los militantes que defiendan el ser socialista con renovado orgullo.

Porque, en el fondo, hay motivos para el optimismo.

Podéis leer mi intervención completa aquí.