He querido acercarme a una representación de creadores para conocer de forma directa su situación. Es evidente que no está en mi mano proponer una solución a sus problemas, porque eso es responsabilidad del Gobierno y de los grupos parlamentarios que pueden adoptar medidas en ese sentido. Y espero que más pronto que tarde den una respuesta razonable.
Así que no pretendía dar soluciones pero sí contribuir, en la pequeña medida que pueda, al debate público sobre el mundo de la cultura y su situación.
Porque ya sé que hay gente que piensa que la cultura es un lujo prescindible. Algo decorativo.
Pero yo pienso como Cesar Molina que el otro día decía que “Un país sin cultura no existe, un país sin cultura no vale la pena que exista”. Porque la cultura es lo que le da la dimensión humana al “Homo Faber”.
La cultura, los creadores, son los que una y otra vez gritan que otra realidad es posible, abriendo la esperanza al resto. Son los que, entre tanto asentimiento acrítico, saben decir “NO”. Los que ponen voz a los silencios impuestos a tanta gente. Son los que dibujan y alimentan nuevos sueños que nos ayudan a caminar.
Una sociedad sin cultura, sin creadores es una sociedad de autómatas sin alma. Puro “Homo Faber” que no puede escapar de la materia. Y este país, desgraciadamente, no se ha caracterizado, en demasiadas ocasiones, por tratar como se merece a nuestra cultura y a nuestros creadores.
Y a veces, hay situaciones que permanecen ocultas, silenciosas, hasta que, de repente estallan. Y nos vemos diciendo con sorpresa ¿Pero cómo es posible? Y resulta que ha sido posible. Y ese problema, que puede llegar a ser un drama para más de uno o de una, pone al descubierto una problemática más amplia.
Y es lo que sucede con el asunto que hemos tratado hoy aquí. Y uno se pregunta ¿por qué son compatibles con las pensiones, las rentas de capital o las pensiones privadas complementarias y no los humildes derechos de autor? Porque en la inmensa mayoría de los casos son humildes ingresos, que además cotizan religiosamente a Hacienda… francamente es poco entendible, a no ser que se pretenda castigar a los creadores.
Costó mucho que se reconocieran y convirtieran en “derechos” de los creadores, los derechos de autor. La primera ley es de la Revolución Francesa, de 1791. Y ese “derecho de autor” no es sólo, ni principalmente para la mayoría, la retribución a la que tiene derecho, sino el reconocimiento de la paternidad o la maternidad intelectual.
La verdad es que las personas con las que me he reunido (y de verdad que ha sido un privilegio hacerlo) saben muchísimo más que yo de este asunto, pero uno llega a pensar que la mayoría de los creadores son creadores de forma inevitable, en ocasiones, a su pesar incluso. Porque el mundo de la creación y de la cultura absorbe al creador de forma irresistible y, por eso, prohibirle que siga creando es simplemente matarlo, en el sentido más estricto del término. El creador al que se le impide crear, al que se castiga por crear, está herido de muerte.
Poner al creador en la tesitura de tener que elegir entre cobrar su humilde pensión o dejar de crear, es la mayor crueldad y el mayor chantaje que se le puede hacer. Es la más cruel bofetada a unas personas que ya han recibido muchas por insistir en seguir creando.
Trasmitir su conocimiento, poner en plaza pública su creación es una necesidad imperiosa en el creador. La creación que no se socializa se muere en la nada. El conocimiento que no se transmite es como una vela que alumbra un desierto deshabitado.
Obligar a los creadores a que dejen de crear después de la jubilación no sólo es cruel, sino idiota, en todas las acepciones del término. Y una sociedad decente no lo puede permitir y, una inteligente tampoco, porque es arrojar por la borda una riqueza necesaria para el progreso colectivo.
Para la inmensa mayoría de los creadores y trabajadores de la cultura la vida es puro sobresalto, incertidumbre permanente en la que la precariedad se ha hecho naturaleza. No sólo en estos tiempos de crisis en el que la precariedad ha invadido todo, no. Antes también y ahora mucho más. Sólo una vocación desmesurada puede explicar que resistan tanto tiempo en esas condiciones de trabajo.
Así que, con este encuentro de hoy, conseguimos que algunas personas reflexionen sobre la cultura, sobre lo que nos ofrece el mundo de la cultura, estaremos satisfechos todos. La cultura y la creación es una necesidad colectiva, como la investigación. Un país sin creadores es un país condenado a viajar en el furgón de cola.
Pero para los que ablandan sus corazones con estos argumentos, podemos decir que la cultura es también economía. Economía que hace incrementar el PIB, que paga impuestos y crea empleo. Para el escéptico debiera ser también razón suficiente.
Y termino, las paredes de esta casa, símbolo de la creación madrileña, han oído muchas quejas. Estas paredes han sido, muchas veces, el refugio en el que los artistas han compartido el abandono. Pero también el lugar que ha cobijado y alentado el impulso creador, el que ha unido la fuerza innovadora… esperamos que siga siendo así.
Y, sin más, hoy, de forma humilde, yo doy las gracias al mundo de la cultura porque contribuye como nadie a que la vida merezca la pena.
[…] Casualmente, ayer, el nuevo presidente del Congreso, Patxi López, se reunió con la plataforma Seguir creando para conocer en primera persona su problemática. Os dejamos un enlace con el blog del Sr. López. Enlace. […]
[…] “Poner al creador en la tesitura de tener que elegir entre cobrar una humilde pensión o seguir creando es la mayor de las crueldades, es el mayor chantaje, es la más cruel bofetada a unas personas que ya han recibido muchas y una sociedad decente no se lo puede permitir y una sociedad inteligente tampoco”. En palabras del Presidente del Congreso Patxi Lopez […]
[…] propio López asegura en su blog personal: «Y uno se pregunta ¿por qué son compatibles con las pensiones, las rentas de capital o las […]
Excelentísimo señor Patxi López, me dirijo a usted para rogarle que prohíba el uso del móvil o tablets en el Congreso. Es un verguenza que estén “trabajando” y algunos diputados-as usando el móvil mientras se discuten temas importantes para los ciudadanos. Y más verguenza aún, estar subiendo tuits al mismo tiempo.
Prohibo! totalmente.
Estas libertades se tienen que terminar de una vez. Dan imagen de vagos e irresponsables
Si busca usted por la red, verá a hasta un diputado jugando al poker. Y Villalobos, no hace falta que le recuerde el cargo que ocupa y la falta de verguenza de esta sra.
Ya basta de faltar el respeto a quienes les damos de comer
Y pensar que a estos incompetentes les pagamos un sueldo…..