Son muchas las conquistas del Gobierno Socialista de Euskadi, pero si de una estoy especialmente orgulloso es de haber demostrado que Euskadi no tiene dueño. De haber hecho añicos un vejo mito. Un mito guardado celosamente por los nacionalistas que nos decían que sólo ellos podían gobernar Euskadi.

Hace cuatro años llegaron a decir que el que gobernara un socialista en Euskadi era como si viniera uno de fuera a echarte de tu casa. No me olvido de eso.

Como tampoco me olvido de que hace bien poco un antiguo dirigente del PNV dijo que los de la orilla izquierda teníamos tanta vinculación a este país como a China.

Y cuando decían eso, cuando siguen diciendo eso, lo que quieren hacernos es extranjeros en nuestro propio país.

Y los Socialistas Vascos hemos dicho que ya basta. Que todos los que vivimos en Euskadi somos de aquí.

Hemos dicho ya basta a seguir teniendo ciudadanos de primera y de segunda.

Nunca más vamos a bajar la mirada. Nunca más. En Euskadi nadie es más que nadie. Todos somos vascos por igual.

Los Socialistas Vascos hemos alzado la voz y hemos dicho: todos somos iguales. Todos tenemos los mismos derechos. Y todos somos igualmente vascos y vascas, hayamos nacido donde hayamos nacido, y pensemos lo que pensemos.

Yo nunca voy a preguntar a nadie dónde ha nacido. Nunca voy a preguntar a nadie, cuál es su identidad.

Yo sólo voy a hacer una pregunta a toda la ciudadanía; ¿Quién está dispuesto a unir las manos para construir juntos una Euskadi solidaria y de progreso?

Porque ésa es la única pregunta que importa.

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