Hace doscientos años un puñado de personas se atrevió a decir “Todos nacemos iguales” y cambió el mundo. No pensaron en la economía, no pensaron qué dirían los mercados. Se juntaron, hicieron una afirmación moral sobre sí mismos y los demás y proclamaron un principio ético sobre el que construir la sociedad.

Por que la esencia de la política son los valores que definen la convivencia.

Y la izquierda se ha olvidado demasiadas veces de esta verdad. Lo que hizo juntar a un puñado de personas en Filadelfia, lo que dio el valor necesario a los miembros de la Asamblea Nacional el 4 de agosto de 1789, lo que impulsó en 1931 a los progresistas españoles a aprobar el voto universal para todos y todas, fue la defensa de valores, incluso en contra de todo cálculo material.

Por eso quiero reivindicar la ética y los valores morales como las guías de la política progresista.

Alguno podrá decir que la igualdad es un sueño. De acuerdo, pero ha sido el sueño que más ha hecho cambiar el mundo. Ha sido el sueño que más voluntades ha sabido unir. Ha sido el sueño que más fuerza ha dado a los humildes.

Y la igualdad sigue siendo el sueño que nunca vamos a abandonar los progresistas.

A veces nos cuesta explicar nuestra propuesta política, y empezamos explicando las reformas, las medidas y los proyectos. Pero es más simple que todo eso: todo nuestro proyecto político se puede resumir en una frase: Yo quiero construir una sociedad decente. Una sociedad en la que la vida de unos no camine sobre la miseria de otros, en la que la libertad de nadie pida asesinar al que piensa diferente. Una sociedad vasca fuerte y unida, con valores compartidos. No una sociedad fragmentada en identidades e intereses.

Y quiero hacer una defensa del sistema democrático; una defensa radical de la democracia, porque es el único sistema que nos permite construir una sociedad decente.

La igualdad y democracia son indisolubles. El reconocimiento de la igualdad de todos es lo que da sentido a la democracia. Y cuando falla, explota el sistema democrático mismo.

Se podrá decir que la igualdad perfecta no es posible. Pero aumentar la desigualdad no es la solución. Desde la política, desde las instituciones, desde el control ciudadano, hay que poner límites a la desigualdad. Y no es una afirmación anacrónica de viejo izquierdista. La desigualdad salvaje rompe el pacto ciudadano. Rompe la alianza de la ciudadanía para unir esfuerzos colectivos.

Desde que soy Lehendakari he tenido el objetivo de construir una sociedad decente. Una sociedad que recuperara la libertad y venciera al terrorismo. He defendido el autogobierno para unir fuerzas, para lograr un pacto ciudadano de convivencia.

Y, por eso, cuando alguien intenta de forma ilegitima limitar nuestras competencias, alzo la voz y digo que NO. Cuando alguien intenta utilizar la invasión del autogobierno para atacar el modelo de bienestar y los servicios públicos de la ciudadanía, alzo de nuevo la voz y digo que NO.

Porque yo tengo principios, convicciones y razones. Tengo una propuesta política que he defendido y quiero seguir defendiendo:

– La defensa del autogobierno para fortalecer la convivencia.

– La defensa radical de Estado de Bienestar.

– Y otra forma de hacer frente a la crisis.

Ése es el Modelo Euskadi que yo defiendo.

Y defenderé con todos los recursos posibles nuestro modelo. No permitiré que con la excusa de la crisis nos arrebaten lo que juntos hemos construido. En Euskadi no va a pasar.

– No vamos a tener un viernes de dolor cada semana.

– No vamos a recortar la educación.

– No vamos a cerrar quirófanos.

– Nos vamos a obligar a la gente sin recursos a convertirse en mendigos de la Sanidad.

Mientras yo sea Lehendakari, aquí no va a pasar. La gente no quiere elecciones, quiere soluciones a la crisis. Mi Gobierno y yo vamos a seguir defendiendo los intereses de la ciudadanía vasca.

Por eso hago un llamamiento para unir todas las fuerzas progresistas para defender nuestro modelo de bienestar. Pido a todos que unamos las fuerzas para construir un país decente.

Defiende lo tuyo. Defiende tus valores. Lucha por tus ideas. No renuncies nunca a los sueños del mañana
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