Merece la pena la programación del nuevo curso del Teatro Arriaga. Su nuevo Director Artístico, Emilio Sagi, ha hecho una apuesta arriesgada e innovadora que, por lo menos para mí, es lo que corresponde hacer en un teatro público, donde el objetivo no puede estar en la recaudación de taquilla sino en ofrecer cosas que de otra manera nunca se podrían ver en Bilbao.

Ópera de vanguardia (Elegy For Young Lovers; Les Mamelles de Tirésias); Danza contemporánea, trayendo a Damián Muñoz, coreógrafo alavés más reconocido lejos de nuestras fronteras que en su propia tierra; teatro comprometido, duro (La Paz Perpetua). El circo que, por primera vez, entra en el Arriaga de la mano de uno de los payasos más impresionantes de los últimos tiempos, Slava Polunin, salido del Circo del Sol. Música para todos los gustos, clásica y moderna, pero atentos al concierto de Philip Glass y, sobre todo, a Kepa Junkera que presentará su nuevo trabajo y promete ser la bomba.

Y además algo que necesitábamos de verdad. que el Teatro Arriaga vuelva a hacer producciones propias: ‘Emma’ (Teatro), dirigida por Ramón Barea; ‘Pobres Bestias’ (Danza), de Damián Muñoz y Virginia García; ‘La Viejecita de Chateau Margaux’ (Zarzuela), por Lluis Pasqual; y ‘Les Mamelles de Tirésias’ (Ópera) por el propio Emilio Sagi. Producciones propias que debiéramos intentar que no se queden en nuestro teatro sino que salgan a pasear por el mundo el buen nombre de Bilbao y de Euskadi para demostrar que aquí, además del Guggenheim, sabemos hacer bien otras muchas cosas del mundo de la cultura.

En fin, que ayer estuve con Emilio Sagi y fue todo un placer conocerle y compartir un rato con él -y con el portugalujo José Ignacio Malaina, gerente del teatro- porque derrocha pasión por lo que hace y además la contagia.

Ahora sólo falta que el público respalde su apuesta. Será difícil, al principio, porque supone un cambio en muchos aspectos radical con lo que se venía programando hasta ahora. Pero hay que ir haciendo posible que cada vez más gente, y gente nueva, se vaya acercando a un Teatro Arriaga que abre sus puertas a los nuevos tiempos.

Y sí, cuando salí de esa reunión me encontré con que mis escoltas se habían tirado a la ría para salvar a una persona que estaba ahogándose. Siempre me he sentido muy satisfecho de las personas que protegen mi vida y de su profesionalidad. Ayer me sentí además orgulloso de que representen tan bien a un cuerpo de policía que presta un servicio que, a veces, es maltratado por algunos malintencionados.

Pero lo que más me sorprendió fueron los comentarios que leí en las ediciones digitales de los medios que difundieron la noticia, donde se hacían bromas, chistes, críticas e interpretaciones del suceso dignas de los mejores guionistas de Hollywood. Algunos llegan a sugerir que todo fue un montaje y que la persona que se ahogaba era un concejal socialista que se había tirado para hacer campaña… Nadie se interesó por el estado del anciano rescatado. Algo anda mal.