Como hemos quedado, voy a empezar ahora a responder a los cientos de mensajes, comentarios y tuits que me habéis hecho llegar. Quiero que sepáis que he ido leyendo con atención todo lo que ibais colgando, y trataré de responder a cuantos pueda en los comentarios del post anterior y a través de twitter.

Debo decir que me ha sorprendido la respuesta masiva que ha tenido mi llamamiento aunque también es verdad que ha habido mucho ruido. Creo que no es coherente con la exigencia de respuestas por parte de los responsables políticos.

En este vídeo quiero resumir mi opinión sobre el movimiento que protagonizáis. Creo firmemente, como muchos y muchas sabéis, en las posibilidades inmensas de las redes sociales, y soy un socialista convencido de que la política es útil para construir una sociedad movida por valores y no únicamente por intereses; un mundo donde la libertad de oportunidades no suponga la marginación y el desamparo de los más desfavorecidos.

Lo creo y he procurado actuar en consecuencia; y lo he hecho antes y después de que surgiera este movimiento. Ignoro si vuestra protesta va a ser un fogonazo o si tendrá continuidad después del domingo. En cualquier caso, supone una llamada de atención que tenemos que atender; porque refleja un estado de ánimo y de opinión, y porque denuncia carencias de la gobernanza mundial que estaban ante nuestros ojos.

Yo también me rebelo, sin embargo, contra las generalizaciones indiscriminadas. No es cierto que todos los políticos sean iguales: me niego a que se juzgue a personas honestas y entregadas por lo que hacen otras corrompidas. Y tampoco son iguales los proyectos y las políticas que se proponen, como bien sabéis. Por eso, de vuestra protesta, que me tomo muy en serio, me quedo con aquellos mensajes que nos reclaman otra mirada y acciones.

Acciones para que la aspiración a la felicidad de todos los ciudadanos del mundo no quede aplastada por la codicia de unos pocos: para que la política no quede inerme ante los mercados. Y acciones para reformar aquellos aspectos de los partidos y de nuestra democracia que chirrían.

Sin saltos en el vacío, pero con determinación; con propuestas viables, sin caer en la tentación de construir desde cero. Porque todas las decisiones que pueden mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía se adoptan desde la política y en las instituciones.

Si queréis de verdad cambiar los aspectos que criticáis de nuestro sistema democrático, os animo a que os impliquéis en esa tarea, a que no os quedéis en la mera denuncia.

Que vuestra indignación sea el motor de las reformas necesarias.

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